Tierra arcillosa

La tierra arcillosa consta de partículas muy pequeñas que están muy cerca una de otra. Por eso, se considera un suelo pesado con una estructura fija. La arcilla nunca está completamente pura en el sustrato, sino que se encuentra íntimamente ligada con la materia orgánica. Cada otoño, es conveniente remover la tierra arcillosa y proveerla de material orgánico como, por ejemplo, compost casero.
Como la tierra arcillosa retiene muy bien el agua, casi no hace falta regar. Por otra parte, en períodos lluviosos, el agua se quedará en la superficie. A pesar de ello, los terrenos arcillosos tienen mayor fertilidad potencial que otros tipos de tierra, pues pueden proporcionarle a las plantas mayor cantidad de nutrientes.
Tierra arenosa

Para un buen crecimiento de las especies es, por tanto, deseable abonar por lo menos cada primavera para subsanar las pérdidas de nutrientes que se producen en las raíces por el arrastre de minerales que lleva consigo el riego abundante.
Turbera

Por otra parte, debemos recordar que un suelo sano es un suelo vivo y activo. Esta vida subterránea es necesaria para conseguir y mantener un suelo suelto, fértil y sano. La enorme variedad de seres vivos que habitan en el subsuelo, donde convergen una serie de minúsculos y desconocidos seres vivos, es vital para el futuro ecológico del planeta.
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